miércoles, 30 de noviembre de 2011

ARROZ AMARGO, Giuseppe de Santis (1949) [8/10]

La obra maestra del director italiano Giuseppe de Santis es Arroz amargo, una trágica historia enmarcada dentro del neorrealismo que nos habla de la unidad de clase, del interés personal en busca de riqueza y de la traición a las personas a quienes más unidos estamos.
Producida por el gran Dino de Laurentis, Arroz amargo cuenta la historia de Francesca (Doris Dowling) y Walter (Vittorio Gassman), dos fugitivos de la justicia que se camuflan entre la multitud de arroceras que, como cada año, acudirán a Vercelli a recoger la cosecha de arroz. Aparecerá en escena la sensual y erótica Silvana (Silvana Mangano), actuando como catalizador para que se desborde la tragedia en el triángulo y toda una suerte de traiciones, dobles intenciones e intereses tendrán lugar. Raf Vallone completa el reparto en el papel de un sargento a punto de retirarse, en una genial película de melodrama social, donde las emociones se ponen a flor de piel y cada personaje buscará su propia redención.
Arroz amargo presenta la calidad emotiva y de realización que siempre caracterizó al neorrealismo italiano, con una interpretación ejemplar por parte de los actores, destacando especialmente la belleza de las dos protagonistas femeninas, que se comen la pantalla con esos preciosos ojos en el caso de Dowling y con unas excitantes y eróticas poses en el caso de Mangano.

viernes, 25 de noviembre de 2011

UN MÉTODO PELIGROSO, David Cronenberg (2011) [6,7/10]

Basándose en una novela de John Kerr, el guionista Christopher Hampton dirigió la obra de teatro The Talking Cure, la cual ha adaptado al cine de la mano del respetado director David Cronenberg.


Un método peligroso es un drama de época basado en hechos reales que cuenta la historia del triángulo formado por Sigmund Freud (Viggo Mortensen), Carl Gustav Jung (Michael Fassbender) y Sabina Speilrein (Keira Knightley), psiquiatras y paciente respectivamente, entre los que la química estalla y empiezan a florecer las más rígidas de las tensiones.


Un método peligroso habla de la libertad y su auto-represión, sobre hasta qué punto hemos de reprimir nuestros anárquicos instintos o dejarlos galopar libertinamente, haciendo sonrojar al mismísimo Marqués de Sade. Lo hace además centrándose en la sexualidad y la pasión sexual, posiblemente la más humana e intensa de las sensaciones y, en cualquier caso, muy relacionada con el psicoanálisis y el subconsciente.


David Cronenberg logra una atmósfera elegante, sus grandiosos planos denotan calidad y transmiten con fuerza, estando algunos de sus fallos (aunque también grandes aciertos) en el guión. Y es que echo en falta un mayor desarrollo de los sentimientos de Jung hacia Sabina, siendo que no me creo su supuesta atracción hacia ella ni a la de tres. Tanto es así, que la película llega a hacerse corta, uno acaba ahí sentado con la sensación de que le han cortado la historia a la mitad.


No obstante lo dicho, debe quedar claro que la interpretación de los tres actores principales, así como la breve pero importantísima aparición reservada al libertino personaje de Vincent Cassel, es notable como mínimo, destacándose Fassbender como alguien que se empieza a abrir hueco entre los más reclamados para la gran pantalla. Es cierto que se esperaba más de esta película, y que deja un poco con la miel en los labios, pero aún así se deja ver.

domingo, 20 de noviembre de 2011

SENDEROS DE GLORIA, Stanley Kubrick (1957) [8,3/10]


Al igual que haría treinta años después con La chaqueta metálica, en 1957 Kubrick dejó patente sus sentimiento antibelicista y antimilitarista en una de las mejores películas de la Historia del Cine, como es Senderos de gloria, basada en una novela de Humphrey Cobb.

En ella, el director denuncia la jerarquía y la indefensión de los subordinados frente a sus superiores, así como la impunidad de la que éstos gozan desde sus poltronas. Mediante una durísima y trágica historia ambientada en la I Guerra Munial, Kubrick nos habla de lo peligroso de la autoridad y la deshumanización de las masas, las cuales se reducen a mera carne de cañón y son tratadas como escoria, pura estadística, a la que de vez en cuando conviene escarmentar de las maneras más sádicas y monstruosas.

Así, la trama se reduce a la condena a muerte de tres soldados del Ejército Francés acusados de cobardía frente al enemigo, lo cual ha de servir de escarmiento al resto de soldados.

La realización es muy clásica, destacando especialmente los travellings en el campo de batalla y el trabajo de Georg Krause, el director de fotografía; y las escenas quitan el hipo y encierran el corazón en un puño.

Basada en un hecho real, la película tardó en poder ser exhibida en Francia debido a la imagen que ofrece del Ejército Francés, y su escena final es conocida por su humanidad y emoción.


miércoles, 16 de noviembre de 2011

NADER Y SIMIN, UNA SEPARACIÓN, Asghar Farhadi (2011) [7,3/10]

En los últimos años, parece que estamos asistiendo al pausado auge de las cinematografías no occidentales. Las carteleras de determinados cines se llenan de producciones egipcias, libanesas y, valoradas especialmente, las iraníes, hasta el punto de que parece que toda producción procedente de algún país asiático de nombre impronunciable es automáticamente una buena película cuando no, sencillamente, una obra maestra. El caso de Irán es especialmente significativo porque, al parecer, las condiciones políticas no son las más favorables para la creación artística, y ahí tenemos el caso de Panahi, de ahí que sea especialmente la cinematografía de ese país y el talento de sus directores los que se vienen reivindicando y aclamando en los festivales últimamente.


Es en ese contexto en el que nos encontramos con Nader y Simin, una separación, de Asghar Farhadi, ganadora del Oso de Oro en el Festival de Berlín de este año, uno de los templos del gafapastismo mundial.



Farhadi es un hombre que viene del teatro y que posee una particular visión acerca de la sociedad iraní, y así pretende mostrarla en esta película escrita por él mismo en el que la aparentemente normal separación de un matrimonio desemboca, mediante una trágica sucesión de causa-efecto, en un estallido emocional de importante índole para sus personajes. Así, el mejor aspecto del filme es su guión, perfectamente hilado y desarrollado, con interesantes y efectivos giros y capaz de mantener la tensión. Farhadi formula preguntas al espectador y le hace reflexionar acerca de las grandes dimensiones que pueden tener las consecuencias de nuestros actos más nimios e inconscientes.



En Nader y Simin, una separación se dibujan temas como el perdón, la justicia o la venganza, usando como lienzo la sociedad iraní que nos presenta Farhadi, rompiendo estereotipos con mujeres fumadoras y conductoras en unos casos, y confirmándolos con mujeres religiosas y sumisas en otros. Además, el autor deja hueco para dar testimonio de la existencia de clases sociales en Irán, y la manera en que la pertenencia a una u otra de ellas afecta a la hora de recibir justicia y desenvolverse en la vida en general.



Como ya decimos, el director hace preguntas al espectador, pero uno tiene la sensación de que, más que la intención de no dárselo a éste todo mascado, lo que subyace es el miedo a mojarse y el querer tirar por lo cómodo jugando al despiste en la última escena, la cual tiene más de trampa pretenciosa que de verdadero golpe artístico al servicio de la historia.



sábado, 12 de noviembre de 2011

ALGUIEN VOLÓ SOBRE EL NIDO DEL CUCO, Milos Forman (1975) [7,7/10]

Una de las películas más bonitas acerca de a libertad que he visto últimamente es Alguien voló sobre el nido del cuco, del checoslovaco Milos Forman, basada en una novela de Ken Kesey. Encuentro formidable que se presente la libertad ligada a la desobediencia, a la rebelión contra las instituciones que oprimen al ser humano.

Para ello, la historia se sirve de la manida metáfora de equiparar la totalidad de la sociedad a un pequeño manicomio, que lleva a la obligada pregunta de quién es el loco aquí. De hecho, salvo excepciones, la totalidad de la película se desarrolla en el interior del manicomio, y uno termina de ver la película de Forman con la sensación de que lo que falta aquí son locos idealistas que nos ayuden a salirnos de la rutina, que nos enseñen a disfrutar. En definitiva, que nos hagan vivir.

El protagonista de la historia es Randle McMurphy, interpretado por un ya típico Jack Nicholson, que llega a un centro psiquiátrico, donde, pasando por encima de la rígida e inexpresiva enfermera Ratched (Louise Fletcher), muestra a sus compañeros de "prisión" los valores de la vida y la importancia de la libertad para el ser humano.

La interpretación de todos los actores es adecuada, siendo que muchos de ellos pasarán posteriormente a engrosar las filas de los actores más consolidados de Hollywood, como es el caso de Danny de Vito o Christopher Lloyd.

La preciosa música de Jack Nitzsche huele a libertad, y acompaña a una realización sobria, no pretenciosa, que logra una correcta atmósfera fría gracias a la fotografía de Haskell Wexler. La puesta en escena, recordará más adelante a la que utilice Kubrick para La chaqueta metálica.

martes, 8 de noviembre de 2011

ALPHAVILLE, Jean-Luc Godard (1965) [7/10]

En 1965 Jean-Luc Godard presentó Alphaville, una película de ciencia-ficción ambientada en un futuro distópico en el que la técnica lo domina todo y la emoción no tiene cabida. La gente no sabe amar, se afirma negando con la cabeza y toda persona ha de seguir el patrón “normal” so pena de ser ejecutado de las más pintorescas maneras.


En este contexto, el agente secreto Lemmy Caution (Eddie Constantine) tiene la misión de ir a Alphaville en busca del profesor von Braun.


La realización es sencillamente increíble, con unos planos tan largos como magistrales y esos saltos de eje tan característicos del rey de la nouvelle-vague. Con esta película, Godard juega a hacer cine, demostrando que conoce el lenguaje cinematográfico de cabo a rabo hasta el punto de ponerse a filosofar con él de la forma más pedante posible. En este sentido, es interesante destacar la presencia de elementos característicos del cine abstracto, con esos juegos de luces y formas.


El director nos habla de la importancia que tienen el amor y el carpe diem, sin los cuales el ser humano se deshumaniza hasta parecer un zombi robotizado.


La película se hace entretenida la mayor parte del tiempo, siendo particularmente incómoda en los momentos en que se escucha la horrible voz de Alpha 60, al parecer cedida por un enfermo de cáncer de laringe. La belleza personificada que es Anna Karina, sin embargo, constituye uno de los puntos más agradables del filme, especialmente en esos primeros planos tan genialmente iluminados que el realizador consigue gracias al trabajo de Raoul Coutard, el director de fotografía.


La envolvente música de Paul Misraki logra la atmósfera y tensión adecuadas para construir un filme que bebe del cine negro clásico hollywoodiense, a pesar de que en el personaje interpretado por Constantine veo a un vejestorio más que a un detective. No obstante, quizá fuese eso precisamente lo que pretendiese Godard.

viernes, 4 de noviembre de 2011

TODO SOBRE MI MADRE, Pedro Almodóvar (1999) [7,1/10]

Todo sobre mi madre, de Pedro Almodóvar, es una bonita película que gira en torno al que es, con toda seguridad, el amor más fuerte que existe sobre la faz de la Tierra: el que siente una madre hacia su hijo. Así, el director manchego nos habla de la maternidad, la cual extrapola a su conocido universo particular de putas, travestis y horterísima posmodernidad.


La trama se centra en Manuela (Cecilia Roth), una mujer que, tras perder a su hijo en un accidente, decide volver a Barcelona para contárselo a su padre, a quien no ve desde el nacimiento de la criatura y a quien el niño siempre quiso conocer.


La película es aceptable a lo largo de todo el metraje, sosteniéndose sobre todo gracias al excelente trabajo de las actrices, pero finalmente asistimos a un aterrizaje bastante forzoso y cogido ligeramente por los pelos. Y es que la escena del encuentro entre Manuela y el padre del niño es de las cosas más cutres y peor hechas que he visto en mi vida, nada creíble, fatal montado y peor dirigido. Chirría por todos lados, y Almodóvar se pasa cinco pueblos en su melodramatismo.


Lo mejor, aparte del guión en su aspecto más general, es el vestuario y la tan característica puesta en escena, generando esa atmósfera tan identificable al instante con su autor.


La película engancha, y obtuvo un merecido Óscar a la Mejor Película Extranjera además de un Goya, pero, sinceramente, esperaba algo mejor. También es cierto que me falta, por lo menos, la mitad de la información para llegar a entender Todo sobre mi madre en su totalidad, y es que, sé que no tengo perdón de Dios, pero aún no he tenido ocasión de disfrutar de Eva al desnudo, de Joseph L. Mankiewicz.