martes, 30 de noviembre de 2010

DIARIOS DE MOTOCICLETA, Walter Salles (2003) [8/10]

En 1952 Ernesto Guevara (Gael García Bernal) y su amigo Manuel Granado (Rodrigo de la Serna) inician un viaje desde su Argentina natal a lo largo de toda América Latina, que les llevará a conocerse mejor a sí mismos y a su pueblo, que es el latinoamericano entero.
Diarios de motocicleta, de Walter Salles, es una preciosa road movie donde se explora la génesis de los ideales del Che Guevara. Asistimos a la toma de conciencia del futuro guerrillero, la desigualdad que contempla ante sus ojos, y su negación a aceptar ese orden social tal y como viene dado.
Más de una vez se ha dicho del Che que en él podría incluso rastrearse la figura de Jesús de Nazaret, en tanto su proximidad a los pobres y oprimidos es más que clara, y la forma con la que Salles nos lo cuenta no puede sino hacernos apretar el puño y levantarlo.
Una de las elecciones más acertadas por parte del realizador a la hora de hacer Diarios de motocicleta es la de rodar muchas de sus escenas cámara al hombro, acercándonos todavía más al sentir de los dos amigos viajeros, a sus caídas de la moto, a sus penurias en el desierto y su fatiga en la nieve. Del mismo modo, esos planos fijos de cada una de las personas que Ernesto y Manuel se han ido encontrando a lo largo de su viaje denotan, además de una original planificación, un posicionamiento por parte del director que es de agradecer.
Con el acompañamiento del inmejorable Gustavo Santaolalla y los preciosos paisajes mostrados por la cámara que nos invitan a agarrar el macuto y salir a conocer el mundo, Diarios de motocicleta constituye un emocionante film donde tienen cabida los elementos más románticos y dramáticos, pasando también por los más cómicos. Preciosa.

sábado, 27 de noviembre de 2010

EL CREPÚSCULO DE LOS DIOSES, Billy Wilder (1950) [8,5/10]

En 1950 el maestro de maestros Billy Wilder dirigió una de las mejores películas de todos los tiempos, en la que se muestra hasta qué punto afecta la decadencia de una persona cuando ella misma se niega a reconocer que está acabada. Para ello, el director echa la vista atrás hasta regresar a ese importantísimo punto de inflexión en la historia del séptimo arte que constituyó el paso del mudo al sonoro. Muchas estrellas del cine mudo como Gloria Swanson o Buster Keaton se apagaron por no haber sabido o por no haber podido adaptarse al nuevo registro. Malas voces y sobreactuación fueron sólo algunas de las causas por las que aquellas preciosas caras sin voz se vieron abocadas al más triste de los olvidos. Las películas se habían hecho pequeñas, y estrellas de su tamaño ya no cabían en ellas. Era El crepúsculo de los dioses.

La película es una obra atemporal en el sentido de que transmite una nostalgia de tal envergadura que puede ser sentida por cualquier persona de cualquier época. Pena y lástima es lo que sentimos al ver a la que en otro tiempo fue la gran Norma Desmond (Gloria Swanson) seguir inmersa en su ficticio mundo donde sigue siendo una gran estrella aún adorada por el público.

La película está cargada de elementos que vienen apoyando esa especie de crítica que Wilder hace al cine sonoro a través de Norma Desmond, como por ejemplo ésta es golpeada levemente por un micrófono en un rodaje, o cuando vemos cómo dos rubias están riéndose sin motivo aparente mientras hablan por teléfono, instrumento puramente sonoro y nada visual, por otra parte.

Aparte de la más que placentera sensación que supone ver al dúo Swanson-Holden sujetando los papeles principales, es tanto más gratificante contemplar cómo otros dinosaurios de la talla de Eric von Stroheim, Buster Keaton o Cecil B. DeMille entre otros, desfilan por la pantalla. Los pelos del brazo no pueden a uno sino erizársele, y la obra invita además a investigar acerca de la historia del cine.


lunes, 15 de noviembre de 2010

SONATA DE OTOÑO, Ingmar Bergman (1978) [7,9/10]

Eva (Liv Ullman) y Viktor (Halvar Björk) son un matrimonio que vive en la vicaría del pueblo del que Viktor es pastor. Con ellos vive Helena (Lena Nyman), hermana de Eva, quien padece una terrible enfermedad que le impide desplazarse por sí misma y articular palabra. Tras la muerte de Leonardo (Georg Løkkeberg), un amigo de Charlotte (Ingrid Bergman), la madre de Eva; ésta va a pasar unos días con su hija, a quien no ve desde hace siete años. Lo que empieza como un feliz reencuentro entre madre e hija desemboca en un duelo pasional donde errores del pasado vuelven a aflorar entre ambas, dando lugar a un emocionante drama que únicamente podía llevar la firma de un maestro del séptimo arte como es Ingmar Bergman.

El tema de la incomunicación, tan frecuente en el cine de Bergman, vuelve a salir a la palestra en Sonata de otoño, esta vez envolviendo la relación amor-odio entre una hija y su madre, cuyo éxito implica el fracaso de su hija. Esto se hace especialmente patente en el personaje de Helena, incomunicada con el mundo por definición, y además en una situación que no puede ser peor con respecto a la de su madre. Ingmar Bergman nos regala escenas sobrecogedoras donde toda la porquería que Eva estuvo tragando de niña para satisfacer a su egoísta y superficial madre rebosa, y estalla en forma de reproche y odio hacia Charlotte, poniendo al espectador los pelos de punta gracias a la genial interpretación del dúo Ullman-Bergman. Los larguísimos primeros planos cargados de emoción y tensión demuestran el buen hacer de esas dos maestras de la interpretación.
Del mismo modo, son ciertamente espectaculares esos flashbacks en los que aparece entre otras cosas, en una disposición prácticamente teatral, Eva de niña, así como los silencios ensordecedores con los que el director nos obsequia en alguna que otra ocasión (véase la escena del piano).

Como es habitual en las películas del genio sueco, nos volvemos a encontrar con el mismo elenco de actores que en otras películas suyas, como es el caso de Erland Josephson (en el papel del padre de Eva) y Gunnar Björnstrand (como el agente de Charlotte), si bien su participación apenas se reduce a unos minutos. Del mismo modo, vuelve a estar al mando de la fotografía Sven Nykvist, quien ya se había estrenado en el color con Bergman en Pasión, y que al igual que entonces realiza un majestuoso trabajo de iluminación, especialmente en las escenas de la cama de hospital sobre la que Leonardo reposa.

Sabiendo que Sonata de otoño pertenecía a la última etapa de la filmografía de Ingmar Bergman, me dispuse a ver la película con la guardia alerta, especialmente tras haberle echado un vistazo a Gritos y susurros y Secretos de un matrimonio, películas también de esta etapa que más de uno podría tildar de coñazo insufrible. Cuál fue mi sorpresa cuando me encontré con esta preciosidad que atrapa y toca en lo más profundo del corazón, especialmente si uno conoce en su propia existencia casos similares o parecidos al que se plantea en Sonata de otoño.


jueves, 11 de noviembre de 2010

INDIANA JONES Y EL TEMPLO MALDITO, Steven Spielberg (1984) [8,5/10]

Tras En busca del arca perdida, la siguiente película de Steven Spielberg que mostraba al arqueólogo Indiana Jones (Harrison Ford) corriendo aventuras es Indiana Jones y el templo maldito. Esta vez se trataba de encontrar una piedra mágica que una malvada secta ha robado a un pequeño poblado indio, y cuyo robo ha traído la desgracia y la miseria a sus gentes. Junto con Willie (Kate Capshaw), "la chica", y Tapón (Jonathan Ke Quan); Indi se las verá con el malvado Mola Ram (Amrish Puri), líder de la tenebrosa secta, para devolver la felicidad al poblado.
Si con la primera decía que no podía ser objetivo ni aunque quisiese, en el caso de Indiana Jones y el templo maldito esta afirmación vuelve a cumplirse con creces, porque, personalmente, creo que es la mejor de la trilogía. En esta entrega vemos a un Indiana Jones más fortachón, más seductor y conquistador con Willie, más tierno y amigable con su socio Tapón. Las escenas de emoción, risa, tensión y, por qué no decirlo, miedo; se entremezclan de forma magistral en un excelente guión que lo mismo nos pone los nervios a flor de piel y no nos da tregua para respirar como que nos hace esbozar una sonrisa al ver que Indiana Jones, una vez más, se ha salido con la suya y ha conseguido que el bien prevalezca sobre el mal.

De nuevo, uno de los protagonistas de la película, aunque no se le vea, es John Williams, que con su excelente y archiconocida partitura aporta el ingrediente definitivo para que esta joya se convierta en una muestra de CINE con mayúsculas.

Si esta película no fuese obra de Spielberg y Lucas, hablaría del trasfondo de la esclavitud infantil, de la denuncia de esta penosa situación que puede rastrearse en la película, de la crítica al totalitarismo sectario que subyace en la historia, pero creo que no es lo que los creadores pretenden. Quizá esté pecando de ser un simple, pero aún a riesgo de que esto sea así, creo que aquí, y en este tipo de películas en general, lo que se busca es la mera diversión del espectador: buenos contra malos, punto. Ya que por qué vamos a negarlo: muchas veces es precisamente eso lo que hace una película atractiva. Relájate y goza.

jueves, 4 de noviembre de 2010

EN BUSCA DEL ARCA PERDIDA, Steven Spielberg (1981) [8,3/10]

No podría ser objetivo con las películas de Indiana Jones (Steven Spielberg) ni aunque quisiera. Cuando uno ha crecido con el corazón en un puño viendo a Indi (Harrison Ford) corriendo aventuras y soñando con hacerlas propias algún día, cuando uno ha crecido emocionándose cada vez que Indi aparecía en el momento en que todo estaba perdido para resolver la situación, cuando uno ha crecido poniéndosele los pelos de punta cada vez que Indi saltaba/cabalgaba/corría al son de la famosísima partitura de John Williams, cuando uno ha crecido con todo eso y ha sentido que gracias a la trilogía de Indiana Jones (para los que Indiana Jones constituye el icono de nuestra infancia El reino de la calavera de cristal no existe) su vida ha tenido un poco más de sentido, es imposible que sea objetivo con cualquier película de Indiana Jones.

A pesar de que para un servidor la mejor es la segunda, En busca del arca perdida parece ser la mejor valorada por la crítica, aunque el de las películas de Indiana Jones quizá sea uno de esos pocos casos en los que la expresión de "para gustos los colores" puede aceptarse, ya que cada uno tiene la suya. En busca del arca perdida se centra en una misteriosa arca hebrea con muchísimo poder enterrada en algún lugar de El Cairo, que es buscada por los nazis para que les ayude a ganar la guerra.

El guión es simplemente espléndido en cuanto a estructura: continuamente se le están planteando conflictos al personaje que, a medida que los va resolviendo, van creciendo en intensidad y fuerza hasta llegar a un clímax, todo ello aderezado con excelentes frases y escenas a ratos cómicas y a ratos trágicas, en algunos casos casi típicas del gag de dibujos animados, que le otorgan una solide al guión capaz de hacer que no quitemos la vista de la pantalla ni para pestañear.

Son conocidas las anécdotas que acompañaron el rodaje de En busca del arca perdida, como la cagalera de Harrison Ford, o los distintos homenajes que se hacen a Star Wars (la tribu de los obitos se llama así por Obi-Wan Kenobi, y el avión en el que escapa Indiana Jones de la primera escena lleva escrito OBI-CPO).

En busca del arca perdida narra la búsqueda de un objeto pseudoutópico que, bien mirado, no merece tanto la pena después de todo. O quizá sí la merezca, pero si es así y el objeto en cuestión es algo tan divino, quizá no seamos dignos de hacernos con él, y será mejor dejar las cosas como están.