lunes, 25 de octubre de 2010

LA RED SOCIAL, David Fincher (2010) [7/10]

Es una película sobre el creador de Facebook, Mark Zuckerberg (Jesse Eisenberg), centrada en el doble juicio que tuvo contra los gemelos Winklevoss (Armie Hammer) por un lado, quienes le acusaban de haberles robado la idea; y por otro contra el Director financiero de Facebook, Eduardo Severin (Andrew Garfield), su único amigo verdadero.

Uno de los aspectos más positivos del último film de David Fincher es quizá el hecho de que para ver y entender la película no hace falta tener Facebook; basta sólo con conocer un poco de lejos en qué consiste dicha herramienta. Así, los que aún no nos hemos enganchado a la nueva droga informática del siglo XXI, hemos tenido también la oportunidad de disfrutar de La red social como críos.
Y es que, en el fondo, la película de David Fincher no trata tanto del dichoso Facebook en sí, como del valor de la amistad y de cómo ésta está en la mayoría de los casos enfrentada con el éxito, siendo así que la creación de Facebook y los tira y afloja de Mark Zuckerberg con sus oponentes en el juicio no son más que el escenario y la ambientación para que el guionista Aaron Sorkin, basándose en la novela de Ben Mezrich Multimillonarios por accidente, reflexione en torno a dichos valores de amistad y éxito, el cual muchas veces es inseparable de la soledad. A este respecto conviene destacar la interpretación de Justin Timberlake como Sean Parker, creador de Napster, que mediante su conocido programa dio un giro de 180º a la industria discográfica hasta convertirla en lo que es hoy: “Prueba a montar una tienda de discos, Wardo”. Genial.
Es curioso, porque La red social poseía todos los ingredientes para que de antemano la película me pareciese una mierda: por un lado trataba sobre el Facebook, aprovechando el tirón que en nuestros días la red social de las narices está teniendo, y además contaba con la aparición del guaperas de Timberlake, un claro señuelo para que las quinceañeras que mojan sus bragas con sus canciones se dejasen siete pavos en la entrada por verle actuar. Pero la dirección de Fincher y el saber que Kevin Spacey se encontraba de algún modo a los mandos del proyecto equilibraron la balanza, y como ya digo, la interpretación de Timberlake me resultó bastante gratificante, por lo que salí de la sala más feliz que un regaliz.
Pero, volviendo al tema de la soledad, eso es precisamente lo que le pasa a Zuckerberg: está sólo, no tiene amigos, y el único que tiene no lo sabe mantener. Lo que uno saca en claro tras haber prestado atención a la historia es que los amigos son algo más que contactos en nuestro ordenador, que podemos tener miles de “amigos” en nuestra red social, pero que no por ello van a ser amigos de verdad. Por tanto, la opinión del realizador en cuanto a Facebook es tirando más bien a negativa, como negativa es la imagen que se da de Zuckerberg.

Con un ritmo quizá excesivamente trepidante al que en un principio cuesta acostumbrarse, el filme está genialmente contado. La forma de entremezclar los momentos de un juicio y otro y éstos a su vez con las experiencias de Zuckerberg y Eduardo es sublime, como sublime es la escena en la que se muestra cómo a Zuckerberg se le ocurrió la idea de que cada usuario de Facebook indicase explícitamente si estaba casado, soltero, con rollo, etc.
De todas formas, hay que señalar que, si bien es cierto que con esta obra David Fincher demuestra que sigue en forma y que no está decayendo con el paso del tiempo, no lo es que, como han afirmado algunos, estemos ante la mejor obra de David Fincher, puesto que Seven o El club de la lucha siguen ganando a La red social por goleada.




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