sábado, 8 de mayo de 2010

EL ESPÍRITU DE LA COLMENA, Víctor Erice (1973) [6/10]

En Hoyuelos, un pueblo de la Segovia de 1941, llega una función de cine para proyectar Frankenstein, de James Whale. Ana (Ana Torrent) e Isabel (Isabel Tellería) son dos hermanas que acuden a la proyección, quedando Ana marcadísima por la historia. ¿Por qué el monstruo mata a la niña? ¿Por qué luego le matan a él? Isabel le cuenta a su hermana que en el pueblo hay un espíritu similar, que sólo sale por la noche, y que sólo se puede hablar con el “si eres su amiga”.
El espectador asiste a la historia a través de los ojos de Ana, quien se obsesiona con la existencia del monstruo del mismo modo que todos en nuestra infancia nos obsesionamos con algo que, mientras el resto del mundo no le prestaba la más mínima atención, a nosotros no se nos quitaba de la cabeza. Creo que es ahí donde está la belleza de El espíritu de la colmena, en que la infancia está retratada y reflejada de una forma magistral.

La primera vez que vi El espíritu de la colmena no me gustó nada. Me pareció aburrida, lenta y apenas la supe valorar. Ahora, tras haber visto más cine lento de autores como Tarkovski o Bergman, al ver por segunda vez la primera película de Erice, puedo decir que la realización del filme es impecable. Los encuadres son perfectos, y la fotografía es majestuosa (en realidad, la labor de don Luis Cuadrado ya me llamó poderosamente la atención la primera vez que la vi). No obstante, por no sé qué razón, la película no me termina de llegar, y no consigo ver algo que, por lo que parece, todo el mundo logra ver. Y es que cuando a Víctor Erice, con sólo tres largometrajes, se le tiene considerado como un director de culto de los más importantes de la Historia del Cine, por algo será. Presiento que El espíritu de la colmena, y probablemente toda la filmografía de Erice, es una de esas películas que uno va valorando más a medida que la va viendo repetidas veces, y a medida que uno ser forma más y adquiere más conocimientos sobre cine e imagen. Porque lo que está claro es que no nos encontramos con una obra cualquiera.


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