viernes, 26 de febrero de 2010

CENTAUROS DEL DESIERTO, John Ford (1956) [8'8/10]

Ethan Edwards (John Wayne) llega a casa de la familia de su hermano, en un pueblo de Texas de 1868, tres años después de la Guerra de Secesión. Unos días después, el capitán Samuel Clayton (Ward Bond) llega a la casa acompañado por más hombres diciendo que unos indios le han robado el ganado, razón por la que los hombres salen a buscar a los indios. Se dan cuenta de que han caído en una trampa, y que mientras ellos fueron a la búsqueda de los indios éstos han aprovechado para ir a casa del hermano de Edward, donde han matado a los padres y al niño, y han secuestrado a Lucy y a la pequeña Debbie. Ethan, junto con Martin (Jeffrey Hunter), un chico adoptado por la familia con sangre cherokee, partirá en busca de los indios para rescatar a Debbie.

Este genial argumento es el que nos presenta el maestro del western John Ford en Centauros del desierto. Centauros del desierto es CINE con mayúsculas, y no estaba muy mal encaminado Spielberg cuando decía que era “la mejor película de la historia”. El racismo de Ethan contrastará con la personalidad del mestizo Martin, con quien debe colaborar si quiere rescatar a su sobrina, razón por la que florecerá así una interesante amistad entre ambos personajes.

Por otra parte, Centauros del desierto es un ejemplo de una historia bien contada, donde el enlace de la trama y la subtrama del romance entre Laurie y Martin está perfectamente conseguido. La película en ningún momento se hace pesada, logra mantener la tensión y el ritmo desde el principio hasta el final. En definitiva, una película obligatoria donde las haya.


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